Al buscar que tema quería abordar
en mi publicación de esta semana, he oído hablar de la cultura Cholet. No tenía
ninguna idea de que se trataba así que he hecho algunas búsquedas y me parecía
interesante compartir con vosotros algunas informaciones sobre este estilo
arquitectural.
'Cholets', la nueva arquitectura boliviana, símbolo
de la opulencia aymara
Los
dueños de estas construcciones son aymaras que han tenido éxito en el comercio,
las minas, la gastronomía, entre otras actividades. 28
marzo, 2015 La Paz
Tienen hasta siete pisos, paredes de colores
fluorescentes y albergan desde una pista de baile hasta un cómodo departamento.
Son los 'cholets', edificios ícono de la nueva burguesía aymara, y que se
expanden de la mano de la boyante economía de Bolivia.
Se erigen a 4.000 metros de altura en la ciudad del
El Alto, una localidad pobre cerca de La Paz, y en donde quienes empiezan a
beneficiarse de la bonanza económica del país no se mudan a un barrio rico,
sino que construyen su castillo allí mismo.
Lo dueños de estas edificaciones, "aparte de
ser clientes, son promotores de esta nueva arquitectura. Son comerciantes, son
transportistas, mineros, personas dedicadas a la gastronomía", con un
común denominador: su origen aymara, explica Freddy Mamani, el ingeniero
creador de estas obras barrocas neoandinas que pueden llegar a costar hasta un
millón de dólares.
Mientras masca frenéticamente hojas de coca para
enfrentar la altura, el guía suizo Serge Ducroc explica en francés a turistas
canadienses las cualidades de los 'cholets', palabra que se conforma de la
simbiosis entre cholo -como se denomina a la población mestiza, a veces de
forma despectiva- y chalet.
Un 'cholet', de 6 o 7 pisos, se construye en lotes
de hasta unos 500 m2, en el que se distribuyen en diferentes niveles centros
comerciales, canchas de voleibol y fútbol sala de césped sintético, además de
faraónicas pistas de baile. El edificio es coronado en la cima por un cómodo
chalet -que tiene un baño con hidromasaje- donde vive el propietario.
"¿Por qué poner una casa encima de un
edificio? Representa el éxito económico de la gente. A mí me gustaría vivir en
otra zona más cálida, pero aquí tuvieron su éxito y son gente de aquí. No van a
vivir en una zona donde hay blancos. Aquí es el éxito y aquí lo muestran",
opina Ducroc, un trabajador social que ideó el tour hace dos años.
"Solo el salón de baile puede costar unos
200.000 dólares, que se alquila para matrimonios o bautizos por hasta 1.500
dólares por fiesta", acota Wilfredo Poma, otro guía turístico.
El responsable de este 'boom' de construcciones es
Freddy Mamani Silvestre, inmigrante aymara de 42 años, quien de niño pastaba
llamas con sus cinco hermanos en una agreste colina de Catavi, una minúscula comarca
que ni siquiera figura en el mapa.
"Construía ciudadelas de barro en el cerro,
donde vivían los zorros y las perdices (..), la arcilla era cocida en bosta de
toro, y luego hacíamos autitos o casas", tal vez sus primeros modelos para
"hacer una revolución arquitectónica que trasciende fronteras", dice
orgulloso de su obra.
A Mamani no le gusta mucho el término 'Cholet',
pero sabe que su obra es conocida así en el mundo. "Yo he roto los viejos
cánones arquitectónicos y, sí, soy un transgresor", admite Mamani a la
AFP.
Los salones de baile de dos pisos, capaces de
albergar hasta 1.000 personas, "son una policromía de colores en degradé.
Tratamos de buscar nuestra esencia, nuestra propia cultura aplicando colores
brillantes", sostiene el hoy arquitecto, ingeniero y técnico en
construcciones civiles.
Esa danza de colores y estructuras plásticas
asombra a los turistas, que no pierden detalle de la obra a pesar de la fatiga
por el menor oxígeno en esta ciudad andina de casi un millón de habitantes,
donde cerca de la mitad sufre algún grado de pobreza.
"Nos dijeron que en El Alto son más o menos
ricos y cuando llegamos vimos una riqueza tremenda en medio de la pobreza, y
también gente que mendiga. Es impactante ver eso", relata el educador
canadiense Dominic Fortugnd, de 28 años.
El antropólogo español-boliviano Xavier Albó
califica a los dueños de los 'cholets' de "una nueva burguesía aymara que
migró del campo y logró éxito en el comercio".
El boom de la construcción coincidió con la llegada
a la presidencia de Evo Morales, primer gobernante indígena del país, de origen
aymara, en 2006, y los buenos precios de las materias primas, además del
renacer del orgullo de los pueblos campesinos originarios.
"La Uta (casa, en idioma aymara) no puede
estar estática o muerta, tiene vida, debe bailar, moverse entre la comunidad,
servir a los suyos, generando interés y acumulación de capital para toda
comunidad", dice el jurista y filósofo Boris Bernal.
Bajo esta idea, en la primera planta van galerías o
tiendas comerciales, en el sótano canchas de wallyball -muy practicado en el
país- mientras que en el segundo nivel están los salones sociales, encima una
cancha de futbol salón con pasto sintético y, más arriba, el chalet.
"En la cultura andina decimos que todo tiene
vida (..), también nuestros edificios tienen que tener vida. ¿Eso, qué
significa?, que tienen que generar dinero", agrega el constructor Mamani.
También os dejo una entrevista con Freddy Mamani, el arquitecto que tuvo la idea del Cholet:
Estelle
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