La pesadilla del viaje hacia Estados Unidos, pasando por México
La prensa de
todos los países habla de este problema: la inmigración de los latinoamericanos
hacia EE. UU.
Por varias
razones, huyendo de la pobreza o de la violencia, mucha gente decide hacer este
viaje al norte, hasta este nuevo “El Dorado”.
Pero sin visa, no
es fácil. Si los migrantes clandestinos se van por las rutas, encentran puestos
fronterizos o tienen que abordar ilegalmente un tren en movimiento; si intentan
irse por el aire, un programa de globos dirigibles les detecta rápidamente (https://www.prensalibre.com/guatemala/migrantes/globos-vigilan-la-frontera-sur-de-ee-uu);
y pagar coyotes para ir por el mar cuesta mucho dinero.
Otra opción es ir
por el desierto fronterizo entre México y EE. UU. Eso significa unos diez días de
camino en un calor que puede subir hasta más de 50 grados centígrados. Mucho
mueren en camino, y los que llegan, por fin, al otro lado arriesgan encontrar
una patrulla, estar encerados en condiciones inhumanas antes de ser devueltos a
su país de origen, y a veces estar separados de sus niños por un tiempo indeterminado.
En casa, no
vuelven a empezar desde cero, sino peor. Han perdido a su dinero, a sus hijos, a
seres amados fallecidos en camino, a su esperanza…
Una pesadilla
causada por el racismo, la intolerancia y el egoísmo de unos un poco más
afortunados que ellos.
C.D.
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