Mis son granjeros y ponen soja (de origen belga o francés) en la alimentación de las vacas. Pero en Sudamérica, países como Argentina y Paraguay pagan un alto precio por este cultivo.
El alto precio que paga
Sudamérica por la carne que comemos en la UE
La imágen no deja
lugar a dudas sobre el grado de deforestación que ha provocado el cultivo de
soja en América Latina en los últimos 25 años. Secciones enteras de verde
bosque en el Mato Grosso brasileño y del Gran Chaco en Bolivia, Argentina y
Paraguay se convierten en una cuadrícula amarillenta en pocos años. Y la
frontera agrícola no deja de avanzar.
El último informe
de la ONG Mighty Earth, titulado "La crisis evitable: la catástrofe
medioambiental de la industria europea de la carne" va más allá,
denunciando que una buena parte de esos bosques arrasados se convierten en la
carne que consumimos en Europa.
Mighty Earth
alerta de que, a pesar de que los consumidores son cada vez más conscientes en
sus compras, cuando consumimos carne "producida en la UE", los
animales pueden estar alimentados con soja procedente de los campos
deforestados de América Latina, y es casi imposible saberlo.
Según el informe,
Europa importó 46,8 millones de toneladas de soja y de productos derivados en
2016, de las cuales 27,8 millones provinieron de América Latina. Se requieren
8,8 millones de hectáreas para cultivar la soja que se importa a la UE, lo que
equivale a un área mayor que la de Austria.
Según datos de
WWF, cada europeo consume 61 kilos de soja al año. En su mayor parte sin
saberlo. Por ejemplo, para producir 100 gramos de carne de cerdo se utilizan 51
gramos de soja. La ecuación es todavía más sorprendente en la producción
avícola, en la que hacen falta 109 gramos de soja para producir 100 gramos de
carne de pollo.
Extractos de https://es.euronews.com/2018/03/27/el-alto-precio-que-paga-sudamerica-por-la-carne-que-comemos-en-la-ue
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